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Playoffs de la NHL: las caras familiares vuelven a perseguir la Copa Stanley en las finales de la conferencia probadas en batalla

El alucinaciรณn ha sido caรณtico. Los destinos, familiares. Los playoffs de la NHL, definidos por capturas y regresos, ahora ha entregado un cuarteto de finales de conferencia conformado por experiencia. Estas no son historias de Cenicienta. Son contendientes experimentados, en los teams con forma de desamor flamante y endurecidos por el peso de los negocios pendientes. Dallas. Edmonton. Carolina. Florida. Cuatro equipos, ocho victorias de distancia. Cuatro vestuarios que saben lo que significa acercarse y alejarse malogrado. Y ahora, con las luces mรกs brillantes y el ganancia mรกs flaca, regresan, no como sorpresas, sino como sobrevivientes. Los caminos aquรญ eran diferentes. La delegaciรณn, compartida: levanta la copa.

East Final: Quiet Grit se reรบne con negocios pendientes

Los Florida Panthers disminuyeron dos juegos a ningรบn. Habรญan estado aquรญ antiguamente. Entonces respondieron, no con pรกnico, sino compensaciรณn. Un desmantelamiento del Esparcimiento 7 de Toronto golpeรณ su boleto a la final de la Conferencia Este por tercer aรฑo consecutivo.

Su oponente, los Huracanes de Carolina, llega descansado y despiadado. Han jugado solo diez juegos en esta postemporada, enviando a Nueva Elรกstica y Washington con el tipo de estructura defensiva que no aparece en los titulares, pero hace declaraciones. Frederik Andersen ha sido clรญnico en la red, y su penalizaciรณn ha operado en un sofocante 93.3%. No tienen un Mackinnon o un McDavid. No necesitan uno.

El alucinaciรณn ha sido caรณtico. Los destinos, familiares. La postemporada de la NHL, definida por capturas y regresos, ahora ha entregado un cuarteto final de la conferencia conformado por experiencia. Estas no son historias de Cenicienta. Son contendientes experimentados, en los teams con forma de desamor flamante y endurecidos por el peso de los negocios pendientes. Dallas. Edmonton. Carolina. Florida. Cuatro equipos, ocho victorias de distancia. Cuatro vestuarios que saben lo que significa acercarse y alejarse malogrado. Y ahora, con las luces mรกs brillantes y el ganancia mรกs flaca, regresan, no como sorpresas, sino como sobrevivientes. Los caminos aquรญ eran diferentes. La delegaciรณn, compartida: levanta la copa.

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Su oponente, los Huracanes de Carolina, llega descansado y despiadado. Han jugado solo diez juegos en esta postemporada, enviando a Nueva Elรกstica y Washington con el tipo de estructura defensiva que no aparece en los titulares, pero hace declaraciones. Frederik Andersen ha sido clรญnico en la red, y su penalizaciรณn ha operado en un sofocante 93.3%. No tienen un Mackinnon o un McDavid. No necesitan uno.

Leer  The Racer Mailbag, 5 de marzo

El equipo de Rod Brind’amour prospera en los mรกrgenes. No son llamativos. Son efectivos. Svechnikov, Aho y Jarvis no dominan los carretes destacados, pero dominan los cambios. Su estilo puede carecer de potencia superestrella, pero se arde igual de calor.

Florida recuerda el barredura del aรฑo pasado de Carolina. Cuatro goles de un gol. Cuatro lecciones en lo flaca que puede ser la tilde. Matthew Tkachuk, maltratado y sin poder, sigue siendo el pulso de un equipo que se juega mรกs profundo en June de lo que cualquiera alguna vez esperaba.

Esta revancha no se proxenetismo de venganza. Se proxenetismo de resolver. Y esta vez, los dos equipos traen creencias, emprendidos por la memoria, alimentados por lo que ya han soportado.

West Final: Dos poderes, un meta de redenciรณn
El miรฉrcoles por la incertidumbre, Katy Perry no serรก la capital de cartel en Dallas. Corey Perry lo serรก. Y igualmente lo harรก Connor McDavid. Porque la final de la Conferencia Oeste se proxenetismo menos de entretenimiento y mรกs sobre Legacy.

Para Edmonton, ha sido una construcciรณn lenta. Un equipo transportado por sus dos estrellas, McDavid y Leon Draisaitl, ha antagรณnico poco mรกs profundo: el compensaciรณn. Stuart Skinner ha sido agudo. Su cuerpo defensivo ha madurado. Y con cada triunfo de la serie, el peso de las expectativas insatisfechas se vuelve mรกs ligera.

Han estado cerca. Ahora son peligrosos.

Dallas igualmente ha crecido. Se han enfrentado a equipos de รฉlite y han sufrido. El cancerbero Jake Oettinger ha sido la columna vertebral, la potencia de fuego de Colorado y el impulso de Winnipeg. Ahora conoce a un equipo de Oilers que los enviรณ el aรฑo pasado. Sus nรบmeros son mejores. Su creencia, mรกs esforzado.

El preparador Pete DeBoer ha vivido en esta etapa de playoffs: los viajes de la tercera ronda en siete abriles, todo mientras ve a otros izar lo que no tiene. Disparado dos veces durante ese traspiรฉ, ahora lidera a un equipo de Stars con profundidad, determinaciรณn y la comprensiรณn de lo que se necesita.

Leer  Legenda de huracanes: Cam Ward tiene un rasgo clave que quieres ver en los quarterbacks de la NFL

Esto no se proxenetismo solo de las siguientes cuatro victorias. Se proxenetismo de demostrar que lo que sucediรณ el aรฑo pasado no tiene que retornar a suceder. Entreambos equipos han estado lo suficientemente cerca como para probarlo. Ahora, quieren succionar de รฉl.

Cuatro equipos, un destino y una verdad
Hay una compaรฑerismo en este Final Four, pero no penuria. Estos no son repeticiones. Son continuaciones. Capรญtulos revisados, aรบn no terminados.

Cada uno de los equipos restantes ha ajustado este punto en los รบltimos tres abriles. Cada uno ha aprendido lo que se siente quedarse corto. Y cada uno regresa con una comprensiรณn mรกs clara de cuรกn flaca es efectivamente la tilde entre la celebraciรณn y el silencio.

Los Panthers eran subcampeones. Las estrellas, vencidas por los Oilers. Carolina, barriรณ. Edmonton, roto en seis juegos.

Ahora, han vuelto, con bordes endurecidos y corazones esperanzados.

Ocho victorias las separan de la inmortalidad. Ocho victorias de los nombres grabados en plata. Nadie llega aquรญ por contratiempo. Y nadie avanza sin cicatrices.

Pero tal vez eso es lo que hace que esta ronda se sienta menos como una gala y mรกs como un cรกlculo. Cuatro equipos, todos hambrientos. Todo llano. Todo lo que no estรก dispuesto a quedarse a espaldas de nuevo.

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Esta revancha no se proxenetismo de venganza. Se proxenetismo de resolver. Y esta vez, los dos equipos traen creencias, emprendidos por la memoria, alimentados por lo que ya han soportado.

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Han estado cerca. Ahora son peligrosos.

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Hay una compaรฑerismo en este Final Four, pero no penuria. Estos no son repeticiones. Son continuaciones. Capรญtulos revisados, aรบn no terminados.

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Los Panthers eran subcampeones. Las estrellas, vencidas por los Oilers. Carolina, barriรณ. Edmonton, roto en seis juegos.

Ahora, han vuelto, con bordes endurecidos y corazones esperanzados.

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Pero tal vez eso es lo que hace que esta ronda se sienta menos como una gala y mรกs como un cรกlculo. Cuatro equipos, todos hambrientos. Todo llano. Todo lo que no estรก dispuesto a quedarse a espaldas de nuevo.

El mรกs popular

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